Antes de la crisis actual de los refugiados, la política de inmigración de Hungría se centró en la lucha contra la inmigración ilegal, pero faltaba descaradamente una estrategia explícita de migración global.
La batalla contra la inmigración ilegal ha sido un pilar importante de la política migratoria de Hungría, en base a las políticas y directivas de la UE. El discurso político sobre la inmigración ilegal se vio influenciado por las comunicaciones oficiales de la Oficina de Inmigración y Nacionalidad (OIN) y la Guardia de Fronteras, que se ha fusionado con la policía. Los discursos sobre la inmigración ilegal se relacionaron principalmente con la política contra el crimen (por ejemplo, la lucha contra el tráfico de personas), la política de seguridad (por ejemplo, las medidas adoptadas contra la falsificación de documentos) y la protección de los derechos humanos (por ejemplo, el derecho a la reagrupación familiar). Hubo una falta de debate público sobre una estrategia global de la migración, que considerara el alcance completo de las interdependencias sociales, económicas y políticas del fenómeno migratorio.
Aumento de la xenofobia
Además, ha habido un crecimiento de tendencias xenófobas y nacionalistas entre los húngaros, que se ve claramente si nos fijamos en los resultados de las últimas elecciones parlamentarias de la UE (el partido de extrema derecha, Jobbik, recibió casi el 15% de los votos). No se han publicado encuestas de opinión desde que estalló la crisis migratoria en Hungría hace varias semanas. Una encuesta de Tarki en julio de 2015 dio al partido Fidesz del primer ministro Orban el 22%, al Jobbik un 13% y remarcó el gran número de indecisos, el 45%.
La postura anti-migración distrae a los votantes de la corrupción gubernamental
Orban, siempre dispuesto a rebajar su principal rival político, el partido de extrema derecha Jobbik, se ha comprometido a sellar la frontera sur de Hungría con Serbia a partir del 15 de septiembre, a imponer penas más duras para la entrada ilegal y a crear zonas de tránsito. Pero el éxito no es seguro. "Orban ha aprovechado magistralmente la oportunidad política que le proporcionó la crisis migratoria – su radical postura anti-inmigración ha revertido la caída de popularidad de su partido en el poder, al distraer a los votantes de la corrupción gubernamental y detener el ascenso del Jobbik", dijo Tsveta Petrova, analista de Eurasia Group. Orban ha invocado también el patrimonio cristiano histórico de Europa, lo que sugiere que está amenazado por los migrantes, principalmente musulmanes, que – según sostiene Orban – sólo vienen en búsqueda de un nivel de vida más alto.
Sólo los migrantes húngaros son bienvenidos
Los medios de comunicación de derechas están en contra de los migrantes no húngaros y simpatizan únicamente con los húngaros étnicos. A pesar de la disminución de su población, lo que genera escasez en el mercado de trabajo nacional, la política migratoria de Hungría se caracteriza principalmente por la solidaridad con las comunidades húngaras en los países vecinos (política de la diáspora). Los críticos de la política oficial de migración a menudo señalan que la aplicación de la política migratoria de Hungría se caracteriza por su cortoplacismo, la orientación hacia la seguridad a través de medidas defensivas contra los migrantes no húngaros, el control de fronteras y reglas de residencia, sin una estrategia explícita de migración global adecuada.
Coraje civil, prejuicios y acoso
Los húngaros aparecen polarizados por la crisis de los refugiados. Mientras que algunos se avergüenzan por la fuerte retórica anti-inmigración y la valla, y han tratado de ayudar a los migrantes, otros respaldan el enfoque de Orban, diciendo que es la única manera de mantener el orden. Lo que es visible es la compasión del pueblo húngaro, que por supuesto es muy contrario a la xenofobia viciosa y a las maniobras políticas mezquinas del gobierno. Pero si nos fijamos en las encuestas de opinión, se ve que la mayoría, incluyendo a la mayoría relativa de los simpatizantes de los partidos de la oposición que han tenido una postura a favor de los refugiados, creen que los refugiados representan una amenaza para Hungría. También se aprecia un gran acoso. Los voluntarios que proporcionan reciben agresiones verbales por parte de la población y también ha habido algunos ataques de los grupos de extrema derecha en la estación de tren de Keleti.
Campaña del gobierno contra migrantes y desobediencia civil
Cuando comenzó esta situación a principios del verano, el gobierno de Orban pegó carteles con mensajes (¡en húngaro!) para los llamados inmigrantes, diciendo que si se llega a Hungría, hay que respetar nuestra cultura, no quitar empleos a los húngaros y así sucesivamente. Entonces se produjo un aumento interesante en la acción directa y la desobediencia civil. Y esto no sólo en los círculos de activistas, también entre la gente común, que quitaban esos carteles pintaban sobre ellos. Así que el gobierno derechista de Orban necesitaba encontrar un chivo expiatorio. En este caso se trataba de los refugiados. Pero lo que el gobierno está haciendo es tan obviamente inhumano que anima a muchos a encontrar una manera de ayudar o en todo caso a simpatizar con los refugiados, porque la otra posición es moralmente insostenible.
La situación extrema hubiera sido manejable
La situación se ha vuelto realmente extrema, pero al principio hubiera sido manejable con un gobierno competente y una Unión Europea unificada. Pero el gobierno húngaro no quería resolver la situación, sino que utilizarla para obtener beneficios políticos y, por eso, despertó el odio. Así que la solución práctica del problema seguía siendo asunto de los ciudadanos que ejecutaron las tareas que el Estado húngaro no podía o no quería llevar a cabo. La situación se agudizó en agosto de forma espectacular: los refugiados estaban agotados, adultos y niños hambrientos y sedientos, la mayoría venían de zonas de guerra y se plantaron en las calles de Budapest.
Los refugiados nunca habían sido un tema en Hungría
Antes de 2015 en Hungría no se había hablado mucho acerca de los refugiados. Para los húngaros este asunto parecía ser un problema exótico de países lejanos. Pero ni para Bruselas ni para el gobierno húngaro debería haber sido una sorpresa que la guerra de Siria y el avance del Estado Islámico, tarde o temprano se sintiera en Europa. Estaba claro (o al menos se supone que lo estaba), que los refugiados podrían llegar en algún momento a nuestro país porque Hungría está situada en la ruta de migración de los Balcanes occidentales. Desafortunadamente, el gobierno húngaro – como la mayoría de los gobiernos de los Estados miembros de la UE – y Bruselas, en lugar de estar preparados para la gran afluencia de refugiados, estaban sentados en sus laureles. Las políticas del gobierno húngaro no eran muy diferentes a las de los demás países de la UE. Ha pasado meses con una campaña de odio basada en el miedo hacia lo desconocido, la xenofobia y el racismo, y se ha utilizado el período comprendido entre la detección hasta la escalada del problema a presentar a un enemigo común para la sociedad y que podría ser un salvador para el gobierno.
Datos
Aunque, en comparación con los años anteriores, este año ha venido excepcionalmente mucha gente a Hungría. En las noticias principales se mencionan unos 200.000 refugiados, pero de acuerdo a los datos más recientes de la Oficina de Inmigración y Nacionalidad (OIN) se registraron 145.000 solicitantes, que supera por mucho todos los datos anteriores. Aprox. el 90% de ellos (según la OIN y estadísticas policiales) desaparecieron casi inmediatamente del territorio húngaro, es decir, antes de que finalizara el procedimiento de solicitud de asilo, supuestamente para proteger a Europa de la llegada de inmigrantes ilegales. Teniendo esto en cuenta, sólo unas pocas miles de personas permanecen al mismo tiempo en nuestro país. Esto no parece demasiado, sobre todo teniendo en cuenta que nuestra población asciende a 10 millones de personas.
No existe una “invasión” de Europa
En aras de la equidad también hay que añadir que el despertar injustificado del pánico no sólo caracteriza las políticas del gobierno de Hungría. Según los últimos datos de la ONU en toda la Unión Europea se registraron 437.384 solicitantes de asilo a finales de julio, que es exactamente el 0,08% de la población de 503 millones de personas que viven en la UE, y menos del doble de los que llegaron en años anteriores. No hay una "invasión" u "ocupación", especialmente si comparamos esta cifra con los dos millones de refugiados que ha aceptado Turquía o el millón de refugiados que se encuentran en Jordania y el Líbano respectivamente.
Nadie es ilegal
Vale la pena señalar también que uno no puede convertirse en inmigrante ilegal con sólo cruzar la frontera verde, pero sí cuando no se tienen los papeles adecuados, o los visados para la entrada legal. Sin embargo, en situación de guerra es imposible de resolver estos trámites ya que el funcionamiento del Estado se colapsa parcial o totalmente en estas circunstancias. De acuerdo con la Convención de Ginebra sobre Refugiados, que también es vinculante para Hungría, un refugiado no puede ser castigado sólo por cruzar ilegalmente la frontera, porque él / ella no podría haber llegado de otra manera que de forma ilegal.
Dublín III no funciona
El fuerte incremento en el número de solicitantes de asilo ha causado una situación de crisis en Hungría y en la UE totalmente injustificada, ya que la crisis podría haber sido manejable encontrando una solución común para distribuir las tareas de forma más equitativa que el sistema de Dublín, que genera una carga desproporcionada a los estados en la frontera al tener que evaluar la mayoría de las aplicaciones y hasta el final del procedimiento – también en un principio – los solicitantes de asilo deben permanecer en su territorio. De hecho, como se ha dicho anteriormente, esto no ha funcionado en la práctica. La gran mayoría de los solicitantes de asilo en el "país fronterizo" sigue yendo a las zonas interiores de la UE, desde donde, en la mayoría de los casos, los refugiados no son devueltos a los países fronterizos miembros de la UE (por ejemplo, en Hungría el año pasado de 43 mil aspirantes, sólo 827 fueron devueltos de acuerdo con la Comisión de Helsinki).
Adicionalmente a la práctica, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos decidió que los retornos pueden ser re-examinados, en el caso de que un país fronterizo de la UE no respete los requisitos de Derechos Humanos básicos (por ejemplo Grecia y Hungría). También es posible que, además de la condición de refugiado se les dé a las personas que huyen del frente de guerra como los sirios una protección general. Para tal situación, se definió en 2004 la protección subsidiaria en la Directiva sobre los requisitos, con el fin de ofrecer seguridad a las personas que huyen de la atrocidad o amenazas o que huyen de la guerra. Así que no es una generosidad, sino una obligación legal mantener a los refugiados en un país seguro.
La hipocresía de los gobiernos europeos occidentales
Es cierto que el gobierno húngaro no sólo no está a la altura de sus compromisos humanitarios, también incita explícitamente el odio, está construyendo una cerca con alambre de púas afilada para herir y disuadir a los solicitantes de asilo y está aprobando leyes cada vez más punitivas contra los refugiados. Sin embargo, la política de refugiados también es moralmente escandalosa en el ámbito de la Unión Europea. Hay mucha hipocresía por parte de los gobiernos europeos occidentales que critican al estado húngaro, porque es un blanco fácil. Cualquier posibilidad de convertir el mecanismo de Dublín en un sistema más equitativo sería muy bienvenida. A pesar de toda esta retórica engañosa sobre la carga de los refugiados en Europa, debemos darnos cuenta de que la mayoría de los refugiados sirios, por ejemplo, no están y nunca llegarán a Europa. Necesitamos poner esta llamada ‘carga’ de la recepción de los solicitantes de asilo en Europa en perspectiva y debemos pensar en cómo la UE puede ayudar a los países que tienen un PIB mucho más bajo per cápita, pero que reciben muchos más refugiados. La respuesta a la situación de los refugiados no sólo debe limitarse a Europa, ya que es un problema internacional.
Budapest, 16 de septiembre de 2015
Fuentes:
http://www.socialwatch.org/node/11361, EUROPEAN SOCIAL WATCH REPORT 2009 – MIGRANTS IN EUROPE AS DEVELOPMENT ACTORS, Hungría
http://politicalcritique.org/interviews/2015/misetics-crisis-of-this-magnitude-will-not-be-resolved-by-volunteers/
http://hvg.hu/velemeny/20150909_Menekultkrizis_es_Magyarorszag_manipulalt
http://www.reuters.com/article/2015/09/08/us-europe-migrants-hungary-orban-idUSKCN0R82B920150908
Traducción: José Luis Martínez Redondo