Los resultados de las elecciones generales en Albania fueron una sorpresa para casi todo el mundo: Una victoria arrolladora para el Partido Socialista, un desastre político para el Partido Democrático y una abstención histórica.
El gobernante Partido Socialista aumentó su porcentaje relativo de votos, obteniendo más del 48% de la aprobación del electorado y asegurándose así una mayoría parlamentaria confortable de 74/140. El principal partido de la oposición, el Partido Demócrata, sufrió un desastre político. Sus votos cayeron por debajo del 29% (su peor resultado electoral hasta la fecha), mientras que el tercero, el Movimiento Socialista por la Integración, obtuvo el 14% de los votos. Dos nuevos partidos centristas, que se presentaron como anti-sistémicos – Libra y Sfida – no superaron el umbral electoral.
¿Por qué ganó el Partido Socialista?
Más explícitamente, ¿cómo es posible que un partido de la tercera vía, comprometido con las duras reformas neoliberales – como la de la educación superior, las privatizaciones, las asociaciones público-privadas corruptas (PPP) y un asalto contra los pobres – haya podido obtener semejante victoria? Parte de la respuesta reside en el enorme poder político que el Partido Socialista ha acumulado en los últimos cuatro años. Al aliarse con grandes empresas, de los magnates de los medios de comunicación a los propietarios de universidades privadas, a cambio de asociaciones lucrativas (apenas legales), el Partido Socialista ha sido capaz de hegemonizar a los medios de comunicación y recoger el apoyo financiero para su campaña. Esto significó que, especialmente en las zonas más pobres donde viven personas desempleadas, sub-desempleadas o desesperadas, el partido gobernante pudo usar su ventaja financiera para la compra de votos y otras formas de relaciones sociales patrono-clientelistas.
Al mismo tiempo, el primer ministro Rama participó en una campaña de propaganda que cargó la responsabilidad de sus fracasos a su socio menor de la coalición (el Movimiento Socialista por la Integración), y pidió al electorado darle a él y a su partido una mayoría absoluta. Al menos así podrían comenzar a construir una administración pública eficiente.
Otro factor que hizo posible la victoria del Partido Socialista fue el aplazamiento de los principales efectos de la crisis socioeconómica. Al comprometerse en PPPs y obtener préstamos directamente de las empresas (el gobierno promete un negocio determinado si construyen una escuela, los empresarios serán entonces pagados sobre una base anual) y el gobierno sigue proporcionando algunos servicios sociales básicos. Y, al menos por ahora, mantiene un precario equilibrio social.
Pero el Partido Socialista no podría haber ganado, y mucho menos con esa ventaja enorme, si la idea de que sus rivales no eran mejores no hubiera estado firmemente anclada entre la población en general. El Partido Demócrata de centro-derecha, que gobernó Albania entre 2005 y 2013, es considerado parcialmente responsable de la degradación económica y social. Como si eso no fuera suficiente, el Partido Demócrata se caracterizó por luchas de poder interno justo antes de las elecciones, lo que resultó en la abstención de parte de su electorado principal.
Además, no habría podido ganar si los dos nuevos partidos que lo desafiaron (Libra y Sfida) no fueran construcciones mediáticas, pidiendo el voto de la pequeña burguesía profesional en las grandes ciudades. No hicieron ningún esfuerzo de antemano para crear un movimiento de base.
Un récord negativo histórico
Sin embargo, la situación no es tan atractiva para el Partido Socialista como su máquina propagandística intenta sugerir. A pesar de que mantuvieron el mismo número absoluto de votos que en 2013, su victoria aplastante fue determinada por el fuerte boicot de las elecciones. Menos del 47% de las personas con derecho a votar participaron en las elecciones, un récord negativo histórico. En comparación, la participación en las elecciones de 2013 fue del 53,7%. Por supuesto, la mayor parte del abstencionismo proviene de los albaneses que viven en el extranjero. Sin embargo, un sustancial 30% o más de los que viven en Albania boicotearon las elecciones. Estas personas están protestando contra el sistema político en general. Y en ellos, se puede encontrar la esperanza para la construcción de un movimiento social, que actuaría como la oposición real al gobierno del Partido Socialista.
Traducción: José Luis Martínez Redondo