En colaboración con Laura Horn y el Grupo de Investigación Dinámica Global “Ajustes Estructurales llegan a Europa”, Transform! realizó el día 9 de mayo un taller sobre Movimientos Sociales Europeos en la Universidad de Roskilde. Su objetivo era reunir a investigadores y activistas de movimientos sociales para debatir sobre la europeización de la resistencia contra la austeridad y por la democracia, la relación entre los movimientos de base y los sindicatos, el papel de la izquierda europea, así como las consecuencias del nuevo impulso político en Europa logrado gracias a la victoria electoral de SYRIZA.
SYRIZA ha demostrado su capacidad para integrar las nuevas formas de radicalismo, la aspiración por justicia social y la exigencia de democracia directa que surgió del Movimiento de las Plazas – la respuesta popular a los memorandos de entendimiento de la austeridad impuestos al país por la Troika y aplicados activamente por las élites políticas locales. El apoyo al movimiento sin querer cooptarlo, y aprender de él, fue una de las claves del éxito electoral de SYRIZA. La dura confrontación política sobre la deuda de Grecia es una amenaza existencial para el consenso neoliberal, y podría allanar el camino para un cambio de rumbo en Europa. Hay mucho en juego. ¿Qué significa esto para los actores europeos de la transformación social – ya sean movimientos sociales, sindicatos y partidos de izquierda?
Relación tradicionalmente difícil entre partidos y movimientos sociales
Como recalcó la mayoría de los participantes, la relación partidos-movimientos ha sido tradicionalmente difícil. Los partidos siempre han tratado de controlar los movimientos con el fin de aprovechar las dinámicas sociales que habían despertado. Aunque la situación es ahora diferente, especialmente con la campaña contra la austeridad en toda Europa, se interponen otras dificultades en el camino hacia un amplio movimiento unitario – como p. ej. las complejas relaciones entre los movimientos sociales y los sindicatos. A modo de ejemplo, los nuevos movimientos sociales tienden a ser más incluyente con los trabajadores precarios que los sindicatos, que se enfrentan a "un problema de representación" en un contexto donde el trabajo es cada vez más fragmentado. Por otra parte, sus diferencias en cuanto a la estructura organizativa pueden impedir que se produzca un mayor grado de unidad.
La estrategia de SYRIZA
SYRIZA, cuyas raíces se remontan a la tradición política eurocomunista, ha estado abierta a discutir con los movimientos sociales y organizaciones no gubernamentales durante mucho tiempo. Como coalición, que reunió a diferentes fuerzas de la izquierda, así como varios componentes de los movimientos feministas y ecológicos, siempre ha estado activa en temas que van más allá de la oposición entre capital y trabajo – sólo para nombrar unos pocos: Solidad con Palestina y el Sahara Occidental, Foros Sociales Mundiales, los derechos LGBT, cuestiones medioambientales, derechos de los migrantes, etc. Esta cultura de diálogo permitió a SYRIZA participar en fructíferas conversaciones con el Movimiento de las Plazas. La estrategia fue la siguiente: "hacia la arena electoral a través del apoyo de los movimientos". De esa manera, con una mejor inclusión de sus demandas, consiguió el partido el apoyo de los movimientos. Su participación a nivel de base es fuerte, como lo demuestra la implicación positiva con "Solidaridad para todos".
Un nuevo momento político
Ahora que SYRIZA ha ganado las elecciones generales estamos asistiendo a un nuevo impulso político. Por primera vez se ve amenazado el consenso neoliberal desde dentro del Eurogrupo. Esta situación única plantea nuevos retos para los movimientos, entendidos en el sentido más amplio del término. Uno de los retos más importantes es crear un movimiento europeo en medio de la brutal confrontación política entre Grecia y los socios y las instituciones europeas, y con un partido de izquierda en el poder. Una movilización de masas en toda Europa para exigir el respeto de la soberanía popular y la voluntad del gobierno griego para un cambio de rumbo muy necesario. Se requiere una gran coalición de fuerzas – movimientos, sindicatos y partidos políticos progresistas – dirigida a un objetivo común, pero esto no es suficiente. La clave es construir coaliciones que operan a nivel nacional, mientras que – al mismo tiempo – trabajan por su unificación a nivel europeo. Este mosaico de ambas organizaciones y niveles de acción es el reto común compartido por los partidos de izquierda, sindicatos y movimientos sociales.
Campaña contra el TTIP
En cierto modo, la campaña contra el TTIP está logrando la creación de un mosaico de ese tipo. Numerosas iniciativas de base (ecologistas, movimientos sociales, organizaciones de agricultores, etc.) unidas a nivel europeo que se benefician del apoyo activo de los sindicatos y partidos políticos progresistas. Las 2 millones de firmas recogidas por la iniciativa auto-organizada “Ciudadanos europeos contra TTIP” demuestran el éxito de un enfoque "glocal". La lucha por una nueva hegemonía cultural y política, en constante diálogo con todos los actores de la transformación social, podría servir como terreno común para crear el necesario mosaico transformador.
El primer taller de este tipo, es decir, la idea de reunir a investigadores y activistas de movimientos sociales ha demostrado ser un éxito. Se está elaborando ahora un documento que compila los resultados de los debates, y la iniciativa se repetirá el año que viene.