El dilema griego y nosotros. Nueve consideraciones después del OXI popular y el SÍ de Syriza al Memorando. Esta declaración se escribe después de la votación en el Parlamento griego y antes de la decisión final del Eurogrupo. Por el momento, todo está abierto, y nosotros sólo estamos seguros de unas pocas cosas. Casi todo puede cambiar, pero algunas cosas se mantendrán ciertas.
1. Del chantaje al golpe
La alternativa de Grexit o de un tercer memorando no es la misma que reforma o revolución; es sólo una cuestión de la falta de alternativas a las dictadas por los acreedores. Se corresponde con la relación de fuerzas dentro de Europa, y esa sólo puede producir derrotas, por el momento.
El chantaje de los acreedores a Grecia deja dos caminos abiertos, los cuales serían derrotas. Eso es inevitable. En primer lugar, Grexit: esto significa: ‘te quitaremos la posibilidad de llevar a cabo la lucha de clases en Europa dentro del espacio político europeo. Si quieres seguir luchando, lucha por tu supervivencia en el país y deja que el mundo vea la desesperación de tu lucha. Si quieres seguir luchando en el nombre de tu población, entonces tu población va a sufrir las consecuencias.’ Un Grexit convierte el problema político interno de Europa en un problema de ayuda al desarrollo y de ayuda humanitaria. Aísla el conflicto político en Europa, limitándolo al territorio griego. En segundo lugar, un nuevo Memorando: esto significa mantenerse en las estructuras de la UE tal y como son, aunque a costa de la subyugación completa y ahora, además, la supervisión política en la que se insiste. Las cantidades de los programas del FMI y del Eurogrupo no sólo suponen la administración de la deuda y la insolvencia, también es un intento de construcción de la nación desde fuera – la tutela en forma de un gobierno en la sombra. Su objetivo es una nueva política griega en el sentido económico y tecnocrático: la desregulación, la privatización, el capitalismo con "valores asiáticos" (Žižek).
2. La sumisión política como estrategia
Al parecer, el Gobierno de SYRIZA ha decidido, por razones estratégicas, poner fin a la política de negociaciones con una derrota simbólica con el objetivo de "pacificar" la situación fiscal y económica. Nada cambia en términos de la devastación social.
Los acontecimientos de los últimos días han catapultado a SYRIZA a un nuevo campo de la toma de decisiones a una situación contradictoria: El acto liberador del ‘No’ (Oxi) popular se produjo simultáneamente con la vulnerabilidad intensificada al chantaje fiscal del Estado (cierres de bancos, la quiebra del estado). El colapso total se produciría en cuestión de días. El dinero se estaba acabando. En los últimos días se alcanzaron los límites externos preliminares de este levantamiento nacional institucional contra «instituciones» europeos. Las negociaciones estaban en el final, y la guerra económica contra el gobierno griego alcanzó su punto más alto preliminar. Tsipras esperaba que un nuevo paquete de ayuda aliviara la situación dramática. Y no son pocos los que ahora están esperando el tiempo para preparar un Grexit de verdad.
Es cuestionable si esta estrategia puede funcionar. SYRIZA esperaba que un memorando le diera espacio y la posibilidad para preparar una nueva ofensiva política para respirar. Los acreedores, por su parte, se han fijado el objetivo de pasar del chantaje fiscal al control político directo – en caso de que no se pueda realizar, a pesar de todo, el derrocamiento del gobierno de SYRIZA. Ellos no sólo están formulando el marco contractual de la política griega, ahora también quieren vincular los próximos desembolsos a la obediencia política del gobierno y supervisar dicha obediencia de forma permanente. Ellos tratarán de evitar que Grecia tenga incluso un espacio mínimo de maniobra para una nueva ofensiva. A partir de ahora, Bruselas no está interesada solamente en el mero sometimiento económico bajo un tercer memorando, los acreedores están obligando a Tsipras – para demostrar su "credibilidad" – que haga todo lo que le piden: hacer frente a la población, a los ‘disidentes’ de su partido. Esto es un chantaje cuyas condiciones son ahora la destrucción de la imagen pública de la unidad política. No deja lugar para la retirada estratégica, no es posible una ofensiva futura. El sometimiento logrado hasta ahora puede y debe ser criticado. Sin embargo, quienes ven esto como una ruptura con un proyecto político y la muerte de las reformas deben esperar un poco. Porque lo que ahora está en el aire es el "No" del Eurogrupo al nivel actual de sometimiento de Grecia. No sólo decidirán el futuro de SYRIZA, también lo harán sobre la configuración del futuro de Europa. Haya un Grexit o un memorando, el lunes sabremos todos que probablemente no habrá posibilidad de una mínima mejora de la situación de Grecia, si esto se hace conjuntamente con los acreedores. Y el referéndum hay dejado claro que la ruptura es una opción para la sociedad griega. A partir del lunes habrá un nuevo proceso político en Grecia, que pondrá a prueba a la izquierda y al partido.
3. Gobierno y proceso colectivo
El gobierno está asumiendo una identidad distinta al partido y al movimiento popular. El proceso de negociación dificulta el proceso democrático y concentra el poder en manos de unos pocos, en los que la gente tiene que confiar. Es precisamente el aspecto popular del referéndum el que ha reforzado paradójicamente esta concentración: Las masas de jóvenes y pobres, que no son activistas y no están organizados, se han atado a sí mismos directamente al gobierno de Alexis Tsipras como persona.
Durante su campaña en las periferias urbanas y en los barrios pobres, SYRIZA alcanzó a todos aquellos que anhelaban una ‘vida digna’, pero la población no quiso que esto ocurriera en la forma de una asamblea general permanente de las personas, lo que requiere que tomen decisiones permanentes que afectan precisamente a la única persona a quien conscientemente han facultado para este propósito a través de su "No": Alexis Tsipras. Ellos no sólo dijeron "No", también pusieron su confianza en Tsipras para que pudiera poner fin a su sufrimiento. Esto reforzó sus posibilidades de actuar unilateralmente.
Al mismo tiempo esto pone de relieve un vacío en el movimiento de las calles. La democracia de las calles ha rechazado conscientemente la política centralista y, al hacerlo, la figura de un liderazgo carismático. ¿Cómo se pueden dirigir los movimientos populares a los que no son un movimiento y no quieren serlo? ¿Cómo podemos hacer frente a la posible diferencia entre el plebiscito de las asambleas de activistas y la supuesta voluntad común de todos? El factor social de los no representados y el "invisible" no buscan necesariamente la felicidad a través de los movimientos de base y de auto-organización comprometidos. ¿Cómo actúan los movimientos si las mayorías reales no sólo son posibles bajo condiciones de post-representación contemporánea, sino que también son decisivas? El experimento de SYRIZA ha puesto esta cuestión del colectivismo social y popular sobre la mesa. ¡Y eso es bueno!
4. Primero consigue comida y luego enfréntate al gran reto
El mayor problema con la sumisión al status quo Europeo actual no es la traición a un concepto caduco de la revolución propugnada por el KKE u otros "revolucionarios" radicales. El mayor problema es que Grecia y sus ciudadanos más pobres se encuentran en una situación de urgencia inmediata. La catástrofe social no se puede resolver con un plan de cinco años.
En este sentido, los próximos meses, lo que nos van a mostrar es si SYRIZA realmente ha capitulado con su política de gobierno. En este proceso, las medidas necesarias también pueden llevarse a cabo en una zona legalmente gris, o pueden provocar las próximas concentraciones de lucha en las calles. Lo importante es que este campo se ha definido y abierto. "Absurdo", "capitulación", "comerciantes de esperanza" – todos aquellos que ahora están basando su propio radicalismo en el "fracaso" de SYRIZA deben pensar mucho acerca de lo que lo habrían hecho ellos en su lugar. Casi todos los "izquierdistas radicales" dentro de SYRIZA han aprobado este Memorando, precisamente porque están en contra. Por el momento, parece ser la única opción para mantener las otras opciones abiertas. Fue un error estratégico el no haber contemplado otras opciones anteriormente. Pero con el fin de ser capaces de dar el salto hacia lo desconocido – un Grexit controlado y las opciones de la nacionalización de la producción y de los bancos – no sólo se necesita tiempo y mayorías reales, sino también un ‘respiro’ en este momento. SYRIZA no estaba preparado para este paso. No lo estaba nadie.
5. ¿Grexit cómo solución?
El debate alemán sobre el Grexit es romántico. Sigue, en gran parte, a una vieja idea de la política del partido comunista: según esta idea un proceso de ruptura no se debe llevar a cabo desde la sociedad, como una transformación social y un movimiento político. Debe ser aprobado y después de un debate más técnico sobre los modelos de sociedad decretado por el gobierno. Además, la afirmación es irresponsable porque – y eso es muy importante – no se corresponde con el proceso político real.
La gente no votó No para salir del Euro o de la UE, rechazaron la política "liberal" del miedo, han dado un buen paso en su militancia en dirección hacia una verdadera ruptura, pero no han formulado el impulso del deseo revolucionario, independientemente de si nos gustaría que fuese de otra manera. Irresponsable sería un Grexit en este momento también porque no se ha preparado. Ni desde Syriza como gobierno o partido, ni desde los consejos sociales municipales y locales, por no hablar de las asambleas de los movimientos sociales. Ahora se ponen sobre la mesa las cuestiones de la estrategia futura y los próximos pasos. Pero por el momento, se aplica lo siguiente: la ruptura con el régimen fiscal europeo empeoraría el desastre social y el momento plebiscitario de OXI se convertiría en una democracia dirigida y, finalmente, en el autoritarismo de un gobierno de izquierdas que gestionaría la catástrofe social de forma cada vez más autoritaria en contra de la mayoría social para reorganizar el Estado y la economía. El Grexit revolucionario argumentó desde una distancia cómoda y en última instancia ignora a aquellos que realmente luchan, pasan hambre, sufren y tienen esperanza desde hace seis años. Todos ellos merecen tiempo para respirar. Ellos decidirán el momento oportuno, no el Comité Central de Syriza o un romanticismo revolucionario lejano.
6. ¿El fracaso necesario?
Independientemente de cuántas ideologías y conceptos erróneos existan en Syriza sobre la posibilidad de reformas: la línea de los últimos meses correspondió a la tendencia de voluntad mayoritaria. La esperanza de una solución en el marco de los tratados europeos ha sido el punto de partida de la estrategia política de Syriza. Con ella se ha radicalizado la sociedad.
El pueblo apoya a su gobierno y, junto con los pueblos europeos, se ha dado cuenta que este deseo no es realista y de lo rígido que es el orden neoliberal. Si una minoría revolucionaria hubiera convertido este conocimiento como punto de partida de su política, hubiera fracasado rotundamente. Los últimos meses han dado al mundo la oportunidad de conocer, ver y sentir directamente la existencia del antagonismo. Syriza no ha despertado deseos reformistas, pero sí los ha destruido en una lección práctica – ya sea intencionalmente o no. Con ello, la posibilidad real de fractura se ha convertido, por primera vez, en una opción real de la que habla toda la sociedad. Nadie podía presuponer esta experiencia ya adquirida sin contribuir a una alienación de las personas y del partido. Syriza no ha empezado con sus propias verdades, ha partido del estado de conciencia de la población y lo ha radicalizado. En ese sentido ha emprendido un proceso revolucionario – algo a lo que la mayoría de aquellos que siempre lo sabían y lo querían no han sido capaces. La pregunta ahora es si el gobierno va a seguir con este proceso.
7. Movimiento y gobierno
Después de seis meses, Syriza ha chocado, en un principio, con los límites, de un gobierno de protesta. El partido debe asumir ahora realmente "la responsabilidad del gobierno". No puede retirarse a posiciones programáticas, pero se enfrenta a un verdadero dilema para el que no existe una solución pragmática. Eso conlleva inevitablemente la alienación política entre los movimientos y el propio gobierno.
Pero eso es bueno y no está nada mal. Los movimientos actúan en el mejor sentido para ellos mismos, deben hacerlo en sus luchas inmediatas y demandas radicales, que no siempre incluyen a las mayorías sociales – por ejemplo, la solidaridad con los refugiados en Grecia, la lucha contra la prisiones especiales, la brutalidad policial, el peligro fascista, contra la extracción ruinosa del oro. Los partidos de izquierda, que no llegan al gobierno únicamente a través de su propia fuerza, sino debido a la implosión de la casta política del régimen de austeridad, deberán pensar también en una política de izquierdas para las mayorías y deben mejorar las condiciones de vida de esa mayoría. Esto es especialmente cierto en las condiciones de empobrecimiento que vive Grecia y de la caída en la nada debido a los dos memorandos de la Troika.
La campaña del Oxi no se vivió durante la semana frenética de movilizaciones a través de una dirección central, fue el auto-empoderamiento libre de incontables activistas que fundaron su propio Oxi a través de las redes sociales y en las calles, lo multiplicaron y, de esa manera, lo socializaron.
¿Está todo esto ahora a disposición? Sí, probablemente. La decepción es un fenómeno tangible. ¿Tiene que seguir siendo así? ¿Empieza ahora otra vez el viejo y aburrido juego del reformismo parlamentario contra los movimientos radicales que quieren más? Tal vez, pero hay algo más. La relación entre grandes partes del movimiento y el gobierno aún existe, se ha visto humillada, pero no se ha roto. Será crucial, no sólo cómo explique Syriza su decisión, también si convierte esta situación en el punto de partida para la movilización de la sociedad. Sólo así se podrá evitar una capitulación definitiva. Pero también será crucial que los movimientos sigan presionando a su gobierno. Que sean realmente capaces de socializar la cuestión de la ruptura con el régimen fiscal de la UE, de no sólo pensar esa ruptura, sino convertirla en un proceso social organizado de esa mayoría. No tenemos consejos para esta situación y nos mantenemos conscientemente al margen, pero nos parece claro que, bajo estas condiciones, se puede gobernar de forma no pragmática y que los movimientos no tienen por qué someterse a la lógica de los gobiernos.
8. Reorganización de lo político
Pase lo que pase: El referéndum ha redefinido el espacio político, no sólo en Grecia sino también en Europa. Se ha politizado la crisis y el régimen europeo en casi todos los aspectos imaginables. Las máscaras tecnócratas han caído y ha emergido la fuerza bruta de la política. Sus leyes naturales determinan las leyes de sus políticas, pero sus leyes se pueden cuestionar. A la falta de alternativas se enfrenta ahora la democracia social.
Los partidos de la vieja "izquierda", ya sea en Francia, España, Italia, Inglaterra o especialmente: Alemania (SPD), son sólo "administrador del capitalismo global" (Badiou). Su SÍ en contra de Syriza y la población griega ha borrado en su memoria los últimos vestigios de keynesianismo y los últimos momentos de la solidaridad socialdemócrata. Rechazaron la primera contraofensiva poderosa contra el neoliberalismo y su austeridad uniendo sus fuerzas a la derecha. Fue una declaración de guerra contra lo nuevo y la ruptura con el orden establecido. Eso lo han entendido muchos y muchos piensan que esta forma genuina de apertura es indignante y rechazan cómo se quiso someter el empoderamiento democrático hasta el último momento a través del miedo y la manipulación de la "reforma estructural fiscal". Europa ya no es como antes. Será sólo cuestión de tiempo antes de que se ponga sobre la mesa la demanda de un referéndum europeo sobre el TTIP, hasta que los demás excluidos reclamen sus derechos. La crisis de la representación no tiene una respuesta correcta desde hace décadas: Hungría, Le Pen, Dinamarca, patriotas europeos contra la islamización de occidente. Ahora existe una respuesta desde la izquierda que no va a desaparecer a medio plazo, independientemente de la forma concreta que se le dé. Se han posicionado como fuerza política, muy por delante del 34 por ciento del electorado en enero. E incluso en el sistema parlamentario existe – al menos a largo plazo – la posibilidad de acciones rebeldes. El OXI sigue siendo el antagonismo político central de los próximos años y se encuentra diez años por delante del resto de movimientos en Europa.
9. El imperio se destruye desde dentro, no desde fuera
El que diga que el Imperio europeo no se puede reformar, no debería llegar a la conclusión de que debemos abandonarlo. Es verdad que no se puede esperar nada de Merkel. Ella es un verdadero guerrero de su clase. Pero por supuesto uno debe estar y permanecer ahí donde se encuentra el enemigo, donde se puede marcar esa enemistad.
También luchamos en las fábricas y en los barrios y no en los lugares en los que no existen relaciones de poder. De todos modos, lugares así no existen y Grecia no será un lugar así después del Grexit. Ya sea dentro o fuera del euro y de la UE: Las relaciones europeas forman el límite objetivo del arranque griego. Aquí es donde empieza la responsabilidad del movimiento europeo, sobre todo en Alemania. La superación de esos límites está ahora en nuestras manos. Esto se refiere a todos los movimientos sociales y a las luchas políticas por una Europa de los derechos para todos y de la democracia real. Esto afecta a puntos fijos transnacionales de protesta como Blockupy, al igual que a todas las demás conexiones transfronterizas de la izquierda radical. Y, por supuesto, se refiere a la "izquierda europea" a DIE LINKE. Todos necesitan cambiar algo, todos deben examinar sus políticas y preguntarse: ¿Cómo podemos internacionalizar la causa griega y europeizar el Oxi? Juntos, separados, unidos, en los lugares respectivos con las formas correspondientes. Debemos renovar nuestra práctica – en esta constelación.
Y otra cosa más: Syriza no necesita un club de fans. Debemos entender el valor del gobierno de izquierdas sin ser fieles seguidores. "Por desgracia, los pequeños avances aún requieren grandes sacrificios", nos envió el viernes de la decisión un camarada del Diktyo desde la profundidad del gobierno. Sí, es una gran mierda. Continuar. ¿Y qué si no?
Blockupy va a Atenas el 12 de julio de 2015 (12.00 horas, Berlín)
PD: Nosotros como equipo terminamos nuestra cobertura y continuamos al mismo tiempo. Venga lo que venga, el tiempo transcurrido ya nos ha cambiado. En Atenas hablamos con compañeros cansados, pero con visión de futuro y conocimos a personas comunes muy valientes que nos explicaron su Oxi. Nos dimos cuenta de lo mucho que deseamos que haya más amistad griega contra el orden alemán. Era revuelto, fue histórico y hemos aprendido.
PD: Todas nuestras evaluaciones persisten, pero todo puede resultar muy diferente, incluso en las próximas horas y días. Porque el poder de Berlín quiere aparentemente más. Quiere que la falta de alternativas se lleve la victoria: Shock and Awe ("conmoción y pavor"), nada puede sobrevivir. Si el gran sometimiento no es demasiado grande, la sociedad griega se tendrá que atrever a dar el gran salto hacia lo desconocido. O se mantiene en el nada anterior o aún peor. Entonces se habrá pasado otra vez el momento. Eso, sin embargo, no lo va a decidir sólo el gobierno, entonces en la calle se luchará por el todo.
Originalmente publicado en el Blog: ‘Blockupy goes Athens’.
Traducción: José Luis Martínez Redondo