El domingo 10 de noviembre hubo elecciones generales en España y 48 horas más tarde, los líderes del PSOE (Socialdemocracia) y de Unidas Podemos (Podemos +Izquierda Unida+ Cataluña En Comú), Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, anunciaron un gobierno de coalición de izquierdas en España.
La situación de bloqueo político que ha vivido España desde 2015 (4 elecciones generales en 4 años) se ha desbloqueado en horas al aceptar el PSOE el requisito central de Unidas Podemos: formar parte del Gobierno en la misma proporción que los votos de cada formación. Una demanda que no fue aceptada tras las elecciones del mes de abril y que forzaron una repetición electoral cuyo paradójico resultado ha conducido a el primer gobierno de coalición de la democracia española y el primero con ministros de la izquierda radical desde la II República en 1936.
El anuncio de un gobierno conjunto PSOE-Unida Podemos ha sido celebrado con alegría y con alivio por los millones de españoles que veían como el ascenso de la extrema derecha de Vox (15% de los votos) amenazaba con devolver a España a tiempos oscuros. El anuncio de este cogobierno progresista trae esperanza y, aun sabiendo de lo enormemente difícil que va a ser desmontar las políticas neoliberales y avanzar en la defensa de las clases populares, no me cabe duda de que va a valer la pena.
El nuevo gobierno estará formado al menos por 4 Ministros de Unidas Podemos y es más que probable que Pablo Iglesias sea vicepresidente de España. Un sueño, un reto, una enorme responsabilidad. En las próximas semanas se detallarán más las competencias y los nombres del nuevo gobierno, pero la coalición de izquierdas es un hecho y un momento histórico en mi país y, probablemente, en Europa.
Ha sido un camino difícil y el reto es colosal. Tal como decía un importante periodista español: “Si este cogobierno fracasa, gobernará la derecha en España hasta que la princesa Leonor tenga nietos y si acierta, podrá empezar a recomponer la izquierda europea junto con Portugal”.
De momento solo tenemos la voluntad de un gobierno marcadamente progresista y un acuerdo político con las principales líneas de actuación, que, como veréis, no se olvida de Europa. El acuerdo preliminar viene más abajo.
Es un paso, solo un paso, pero en la dirección correcta. Grecia abrió el camino a un gobierno de izquierdas en Europa, hoy desde España damos otro empuje para cambiar el rumbo neoliberal y salvajemente capitalista de la política europea contemporánea. Es solo un paso, pero es importante. Nos da esperanzas.
¿Cómo hemos llegado a este gobierno de coalición?
Era impensable hace unos meses así que, ¿qué ha pasado para que hoy fuera posible un acuerdo que no lo era hace solo 6 meses? Varias cosas y todas ellas relevantes:
Las elecciones del 10 de noviembre fueron las cuartas elecciones generales en 4 años en España, muestra evidente de la crisis de régimen político que vive mi país tras la crisis económica que golpeó tan duramente a la clase trabajadora en España. La crisis se llevó por delante el sistema político que había gobernado el país desde la restauración de la democracia en 1976; el sistema de dos partidos políticos, socialdemócratas y conservadores, PSOE Y PP, que se habían turnado en el gobierno con sucesivas mayorías absolutas, estalló por los aires con la aparición de dos nuevos partidos políticos (Podemos a la izquierda y Ciudadanos a la derecha) y el fin del consenso territorial con la burguesía catalana sobre el modelo territorial.
Tras dos elecciones en 2015 y 2016 que no resolvieron el problema de gobernabilidad, llegamos a Abril de 2019 a unas elecciones que ganó la socialdemocracia (PSOE) pero con un muy mal resultado, que le impedía gobernar en solitario. La única opción de gobierno posible era con Unidas Podemos, que exigió entrar en un gobierno de coalición de izquierdas. La posibilidad de ministros de Unidas Podemos en el gobierno desató todas las alarmas, especialmente en el sector bancario y la patronal. El PSOE hizo un cálculo electoral (un mal cálculo) y decidió repetir las elecciones.
En este mismo periodo, la burguesía catalana, que siempre había jugado a ser un factor de estabilidad en la gobernabilidad de España, llegando a acuerdos con la derecha del PP o el PSOE, se lanza a la exigencia de independencia de Cataluña con un discurso nacionalista de amplia base popular. El “porces” (proceso, en catalán) culmina con inmensas manifestaciones y la llamada a un referéndum, reprimido violentamente por las fuerzas policiales y con un juicio político a los dirigentes del movimiento, cuya sentencia se sabía que iba a provocar un enorme descontento popular en Cataluña. Este descontento estalla el día que se conoce la sentencia que condena, de forma brutal, a los dirigentes políticos y sociales del “proces” a penas de entre 9 y 12 años de cárcel. Las calles de Barcelona arden y en el resto del país las soflamas nacionalistas (en este caso españolas) disparan un debate irracional sobre la unidad de España y contra los independentistas catalanes cuyo resultado, igual de brutal, es el ascenso meteórico de la extrema derecha en España.
La intención de Pedro Sánchez (PSOE) con la repetición electoral era doble: endurecer su postura frente a Cataluña utilizando para ellos la sentencia mencionada con una respuesta dura a los independentistas y debilitar a Unidas Podemos, echándole la culpa de la repetición electoral y sacando al dictador Franco de su tumba-monumento, esperando así atraer al electorado de izquierdas. No consiguió ni una cosa ni la otra.
Tras estas elecciones, el espacio de izquierdas que representa Unidas Podemos ha resistido en un escenario difícil. Pierde 7 escaños, pero mantiene casi un 13% de votos, a pesar de la promoción mediática de un nuevo partido, una escisión del ex número 2 de Podemos, que ha fracasado en su intento de convertirse en una fuerza política relevante (sólo ha conseguido 3 escaños), aunque la dispersión de voto de la izquierda le ha regalado a Vox y al PP un puñado de diputados. Imperdonable. La fragmentación de la izquierda no suele ser una buena idea.
Lo más preocupante es el ascenso de la extrema derecha de Vox, que consigue un 15% de votos, aunque hay que destacar que lo hace sobre la desaparición del otro partido de la derecha liberal, Ciudadanos, que prácticamente desaparece. Es decir, el número de votos a la derecha no aumenta, solo cambia de manos, solo que esas manos son más derechistas que nunca.
La maravillosa paradoja es que en España se han repetido unas elecciones para conseguir estabilidad y la gente ha votado la misma inestabilidad que antes, sino más, algo que solo podía resolverse con un gobierno de coalición. Además, para perfeccionar la ironía, serán necesarios los apoyos explícitos o implícitos de partidos catalanes y vascos y Unidas Podemos puede ayudar a que esto ocurra.
Es decir, va a haber un gobierno de coalición progresista en España porque no les ha quedado otra opción, pero, aunque solo sea por eso, la realidad es que en España va a haber un gobierno con ministros de izquierdas y profundamente europeísta. Para la izquierda europea es una buena noticia: la esperanza que hoy, de nuevo, viene desde el Sur.
Acuerdo preliminar entre el PSOE y Unidas Podemos
“El PSOE y Unidas Podemos hemos alcanzado un preacuerdo para conformar un Gobierno progresista de coalición que sitúe a España como referente de la protección de los derechos sociales en Europa, tal y como los ciudadanos han decidido en las urnas.
Ambas formaciones comparten la importancia de asumir el compromiso en defensa de la libertad, la tolerancia y el respeto a los valores democráticos como guía de la acción de gobierno de acuerdo con lo que representa la mejor tradición europea.
Los ejes prioritarios de actuación del Gobierno progresista de coalición se centrarán en dar respuesta a los principales retos que tiene ante sí la sociedad española en su conjunto:
1.- Consolidar el crecimiento y la creación de empleo. Combatir la precariedad del mercado laboral y garantizar trabajo digno, estable y de calidad.
2.- Trabajar por la regeneración y luchar contra la corrupción. Proteger los servicios públicos, especialmente la educación —incluyendo el impulso a las escuelas infantiles de cero a tres años—, la sanidad pública y la atención a la dependencia. Blindaje de las pensiones de nuestros mayores: asegurar la sostenibilidad del sistema público de pensiones y su revalorización conforme al coste de la vida. La vivienda como derecho y no como mera mercancía. Apostar por la ciencia como motor de innovación económica y dignificar las condiciones de trabajo del sector. Recuperar talento emigrado. Controlar la extensión de las casas de apuestas.
3.- Lucha contra el cambio climático: la transición ecológica justa, la protección de nuestra biodiversidad y la garantía de un trato digno a los animales.
4.- Fortalecer a las pequeñas y medianas empresas y a los/as autónomos/as. Impulsar la reindustrialización y el sector primario. Facilitar desde la Administración las bases para la creación de riqueza, bienestar y empleo, así como el impulso digital.
5.- Aprobación de nuevos derechos que profundicen el reconocimiento de la dignidad de las personas como el derecho a una muerte digna, a la eutanasia, la salvaguarda de la diversidad y asegurar España como país de memoria y dignidad.
6.- Asegurar la cultura como derecho y combatir la precariedad en el sector. Fomentar el deporte como garantía de salud, integración y calidad de vida.
7.- Políticas feministas: garantizar la seguridad, la independencia y la libertad de las mujeres a través de la lucha decidida contra la violencia machista, la igualdad retributiva, el establecimiento de permisos de paternidad y maternidad iguales e intransferibles, el fin de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual y la elaboración de una Ley de igualdad laboral.
8.- Revertir la despoblación: apoyo decidido a la llamada España vaciada.
9.- Garantizar la convivencia en Cataluña: el Gobierno de España tendrá como prioridad garantizar la convivencia en Cataluña y la normalización de la vida política. Con ese fin, se fomentará el diálogo en Cataluña, buscando fórmulas de entendimiento y encuentro, siempre dentro de la Constitución. También se fortalecerá el Estado de las autonomías para asegurar la prestación adecuada de los derechos y servicios de su competencia. Garantizaremos la igualdad entre todos los españoles.
10.- Justicia fiscal y equilibrio presupuestario. La evaluación y el control del gasto público es esencial para el sostenimiento de un Estado del bienestar sólido y duradero. El Gobierno impulsará políticas sociales y nuevos derechos con arreglo a los acuerdos de responsabilidad fiscal de España con Europa, gracias a una reforma fiscal justa y progresiva que nos acerque a Europa y en la que se eliminen privilegios fiscales".