En Alemania, el tema de la "Care Revolution" (Revolución de los cuidados) da que hablar desde hace tiempo. En marzo de 2014, más de 500 activistas políticos, pertenecientes a distintas iniciativas y ámbitos laborales de la reproducción social (salud, cuidados, asistencia, educación, formación, vivienda, trabajo doméstico y sexual), se dieron cita en una primera conferencia de actuación. Mientras tanto, esta iniciativa se desarrolló hasta convertirse en una amplia red (care-revolution.org) que aboga por un cambio fundamental en la forma de pensar y por avanzar hacia unos modelos adaptados a las necesidades de la infraestructura social y las formas de vida colectivas. Una discusión política con la "Care Revolution" podría abrir, según la perspectiva, un debate con nuevos enfoques acerca de las visiones socialistas.
¿Y a este sector quién lo cuida?
La discusión en torno a la forma en que debe repartirse la actividad de cuidados entre trabajo remunerado y no remunerado y, a su vez, entre hombres y mujeres, es aún objeto de una acalorada disputa a muchos niveles. "Los enfermos ya no reciben una amplia atención por parte del sistema de salud, y las lagunas que este presenta deben ser colmadas por familiares que se hacen cargo de los cuidados. Los procesos de aprendizaje de los niños ya no pueden realizarse en clases abarrotadas con profesores desbordados, y las familias deben recurrir a las clases particulares. Los trabajadores en las actividades de cuidados necesitan un sistema bien ideado de gestión del tiempo para poder llevar a cabo sus múltiples tareas; un sistema tan precario como el actual puede derrumbarse con facilidad", escribe la cofundadora del Instituto Feminista de Hamburgo, Prof. Gabriele Winker, en su libro "Care Revolution" [2], que fue presentado a finales de marzo en Berlín en el congreso conjunto de la sección feminista del Instituto de teoría crítica de Berlín (InkriT) y la Fundación Rosa Luxemburgo, con el respaldo de transform! europe: "El poder de la crítica: vías del marxismo-feminismo". "Lo que se presenta como un fracaso individual frente a las exigencias cotidianas es consecuencia de una gestión neoliberal de la crisis". Según Winker, es necesario un cambio fundamental de perspectiva, "una Care Revolution, una cultura de lo común y de la solidaridad".
El debate sobre los cuidados ocupó también un amplio espacio en el congreso sobre marxismo-feminismo. A través de ponencias y talleres se advirtió acerca de la crisis del trabajo reproductivo, que se ve agravada por el estancamiento de los salarios, el desempleo de los trabajadores remunerados, el desmantelamiento de los sistemas sociales, el estrés y el traslado de las actividades de cuidados hacia el ámbito invisible de lo privado. A partir de la historia de la opresión de las mujeres, Frigga Haug desarrolló en su introducción la siguiente tesis: Las relaciones de género son relaciones de producción. La producción de la vida debería incluirse dentro de las relaciones de producción. Según Haug, las áreas de la producción de alimentos fabricados en el marco de actividades remuneradas y la reproducción social regulada mediante una fórmula mixta de los sectores público y privado deberían emanciparse de su jerarquización capitalista y complementarse con los ámbitos desatendidos del desarrollo personal y la acción política, en pie de igualdad y con los mismos derechos, como corresponde a cada individuo, un enfoque presentado en su libro Vier-in-einem-Perspektive (La perspectiva cuatro en uno) (2008).
Gestión neoliberal de la crisis
Los sectores económicos con importante valor añadido, y que por tanto resultan de interés para el capital, se oponen a otros sectores como la economía de las actividades de cuidados, que presentan escaso valor añadido y por ello se dejan en manos de la iniciativa privada o del Estado. La actividad estatal se financia en base a impuestos y contribuciones. En otras palabras, el Estado absorbe una parte de las ganancias y los salarios para posibilitar las actividades de cuidados en el marco institucional (guarderías, escuelas, hospitales, asilos, etc.). De esa forma, la política estatal de austeridad tiene una repercusión más o menos directa en la cantidad y la calidad de dichas actividades. En el ejemplo griego podemos constatar hasta qué punto las repercusiones de la política de austeridad han sido catastróficas: "Más muertes durante el parto, nuevas infecciones de VIH, casos de tuberculosis y depresión así como suicidios: la drástica austeridad en Grecia ha tenido, según un estudio, repercusiones devastadoras. Una organización humanitaria habla de una vulneración en toda regla de la dignidad humana". 800.000 griegos y griegas carecen de seguro médico, la tasa de suicidios se ha incrementado en un 45 por ciento en los últimos cuatro años ("Spiegel Online", 22/2/2014).
"A diferencia del trabajo asalariado, el trabajo reproductivo no desempeña hasta ahora ningún papel en la acción política. La actual regulación política busca casi exclusivamente volver a sacar a flote la máquina de generar beneficios por medio de cualquier tipo de crecimiento, sin que se tomen en serio los intereses vitales de muchos ciudadanos y ciudadanas", opina Gabriele Winker.
Una red de resistencia
Al igual que en los encuentros de las redes, p. ej., a finales de marzo de este año en Hannover, se deliberó acerca de resistencia focalizada, planificación de campañas, opiniones sobre la huelga en los servicios sociales y educativos, o la designación del 1 de mayo como "Día del trabajo invisible" en Austria donde la resistencia también se agita. Bajo la denominación "CaREvolution", se ha constituido en Salzburgo una iniciativa para promover una mejor retribución de los cuidadores. El punto de partida fue la nueva reglamentación de la jornada laboral de la UE, según la cual no se debe trabajar más de 48 horas, y no más de 13 horas de forma ininterrumpida. Esto provocó las resistencias de médicos y médicas a causa de las disminuciones de los sueldos debido a la supresión de las horas extras y los suplementos. Su protesta tuvo éxito y supuso para el cuerpo facultativo un aumento de los salarios del 30 por ciento, para el cual el estado federado de Salzburgo destinó 13,5 millones de euros.
El enfermero y cuidador diplomado, miembro del comité de empresa de las Landeskliniken (Clínicas estatales) de Salzburgo, Fabian Dworzak, opinó al respecto: "Existe una legislación laboral para centros hospitalarios, pero ninguna ley sobre la jornada laboral de los médicos". Sin horas extras ni suplementos, conforme a la nueva ley sobre la jornada laboral, los cuidadores perderían hasta 500 euros de un sueldo que ya de por sí se estima escaso (1.545 euros brutos; 1.182,99 netos; una media de 8,28 euros netos por hora). En un estado federado con un elevado coste de la vida esto resulta insostenible, razón por la cual se reclama también para el sector de los cuidados un aumento de los salarios del 30 por ciento. La presidenta del comité central de empresa, Christine Vierhauser, apoya esta reivindicación, así como también parte del cuerpo facultativo.
El estado guarda un silencio estratégico muy elocuente. Sin embargo, "el gobierno debería darse cuenta de que los cuidadores de enfermos están en situación de paralizar el sector entero", señaló Dworzak en una entrevista con "Salzburg24". Mientras tanto, la chispa ya se extendió a Alta Austria con la "Operación Humanidad", y otros centros sanitarios de Tirol, Vorarlberg y la Unión de centros hospitalarios de Viena mostraron su solidaridad.
Notas
[1] Antonio Gramsci describió como "subalternos" a aquellos grupos sociales que tienen vetado el acceso a los sectores hegemónicos de la sociedad. Debido a las estructuras hegemónicas y a la dominación ejercida por otros sectores sociales, las capas subalternas de la sociedad están fuertemente limitadas en sus posibilidades de tomar consciencia de sus intereses políticos y su potencial fuerza política, así como de expresarse política y públicamente.
[2] Gabriele Winker: "Care Revolution". Schritte in eine solidarische Gesellschaft (Pasos hacia una sociedad solidaria) (transcript) X-Texte, transcript Verlag Bielefeld, 2015