Cuando el gobierno francéspuso en marcha su reforma por enésima vez, contaba con un movimiento sindical debilitado por las luchas y derrotas, especialmente por las pensiones.
Una ley para la competencia y el dumping social
En general, el proyecto de ley es similar a las que ya se están implementando principalmente en otros países del sur de Europa: Los despidos de personas y los despidos colectivos deben ser más fáciles con la nueva reforma laboral, independientemente de que los motivos de los despidos sean económicos o no. Los convenios colectivos y los derechos de los trabajadores se reducen mediante el fortalecimiento de los convenios de empresa, que reducen las jornadas laborales y, por lo tanto, los salarios. Todo esto tiene lugar en un contexto de un elevado desempleo permanente. El crecimiento económico que se espera se debe principalmente a la disminución de los precios del petróleo y a la debilidad del euro. Al mismo tiempo, en otras áreas se están realizando negociaciones, por ejemplo, sobre el tema del seguro de desempleo. El gobierno vuelve a estudiar las posibilidades de una compensación decreciente. Como ya he dicho, esto no es una sorpresa, ya que en otros lugares se llevaron a cabo reformas similares.
Sindicatos divididos
A pesar de que inicialmente actuaban unidos, los sindicatos pronto se encontraron divididos en dos corrientes[1], tal y como lo hemos visto durante los últimos años. Esta unidad inicial consiguió, al menos, que el debate de los sindicatos sobre los complejos problemas de los derechos de los trabajadores y de los jóvenes se tomara en cuenta. La razón principal de la división se debe a que la parte más moderada del movimiento sindical (que apoya la reforma) espera ser capaz de cerrar acuerdos de empresa. Debido a las grandes diferencias de opinión, se hace a menudo imposible encontrar mayorías. La nueva ley laboral ha dado lugar a nuevas rupturas, en especial dentro de la CFDT (Confederación Francesa Democrática de Sindicatos), que siempre participa en las manifestaciones.
Arrancar con una petición de los minoritarios
La petición en contra de la nueva ley de trabajo reunió a más de un millón de firmas en unos pocos días. Se ha dado credibilidad a los sindicatos que se oponen con más fuerza a la nueva ley (CGT, FSU, FO, Solidaires y otros) y que, a su vez, han tenido el sentido común de ver la reforma laboral como una cuestión que va más allá de los ámbitos sindicales. Hemos sido testigos de la creación de un frente amplio global, incluyendo a sindicatos, activistas de Internet, a gente en los márgenes del Partido Socialista y a otros activistas. Este punto de partida inusual hizo posible movilizar a sectores muy significativos de los jóvenes en particular: los estudiantes de secundaria y universitarios, también a los empleados jóvenes en situación precaria o a jóvenes trabajadores en paro, empleados de pequeñas empresas, algunos de los cuales se manifestaron, por primera vez hace 10 años, durante las exitosas movilizaciones contra el embauche contrat première [primer contrato de trabajo], un proyecto de ley que favorecía contratos de bajo costo para jóvenes. Todos estos jóvenes, en general, no afiliados a los sindicatos llegaron a engrosar las filas de los manifestantes a principios de marzo. Son también los activistas detrás de la "Nuit Debout", una combinación de las ideas de artistas intermitentes [denominación francesa de los artistas autónomos, económicamente dependientes], activistas de base, periodistas no profesionales y la película "Merci patron!", una especie de homenaje de la lucha de clases.
¿Qué papel juegan los sindicatos en este contexto?
Los sindicatos que se oponen a la legislación laboral han mantenido su frente unido a pesar de las maniobras del gobierno, sobre todo orientadas hacia los estudiantes universitarios. Se hicieron importantes concesiones a los jóvenes, pero el núcleo de la legislación laboral se mantiene sin cambios. El movimiento sindical se enfrenta actualmente al reto de volver a movilizar a sus bases, a sus grupos de activistas y a los trabajadores en general, a pesar de que hace unos meses nadie pensaba en un movimiento inter-profesional. Las protestas se habían realizado en los últimos tiempos por campesinos o taxistas, con la notable excepción de los sectores comerciales que se oponen a trabajar los domingos y también estuvieron los conflictos simbólicos de Air France – conflictos que tienen una relación clara y directa con los retos actuales.
Los sindicatos se enfrentan a una situación, en la que la mayoría de la opinión pública rechaza la reforma laboral, pero que, al mismo tiempo, ve muchas dificultades para organizar una movilización masiva de los trabajadores hacia una huelga que dé el golpe de gracia a la reforma. Los sindicatos en el sector público, que son muy potentes, están en ello, pero la participación es baja ya que la reforma no les afecta directamente. Los sindicatos del sector privado quieren actuar, pero tienen un montón de terreno que recuperar. Un número de compañías se han unido a las manifestaciones, pero eso no es suficiente.
Una red de resistencia
Ni la cooperación entre los sindicatos asume un papel central ni tampoco hay un sector profesional determinado que pueda garantizar la continuidad del movimiento y demostrarla con una huelga. La situación actual es la expresión de una resistencia constante en la que participan una serie de movimientos. La cooperación entre los sindicatos une a esos movimientos, llamando a la huelga. Las manifestaciones de los estudiantes de secundaria y universitarios son una herramienta adicional. Algunos sectores están debatiendo la mejor manera de combinar sus intereses (el debate sobre el convenio colectivo ferroviario) y están pensando en contribuir a este movimiento con una huelga prolongada. Las manifestaciones de Nuit Debout llaman la atención en París y también sus suburbios y en un buen número de ciudades en la región. Aunque las manifestaciones de Nuit Debout abordan ahora los problemas globales referentes a la democracia y el cambio social, nacieron del movimiento opositor a la ley del trabajo. Se convirtieron así en un lugar de intercambio y de estímulo que unifica las luchas. Estas circunstancias, combinadas con los problemas institucionales de un gobierno que sólo tiene el apoyo de una minoría, dejan abierta la posibilidad de lograr una victoria. La situación también se caracteriza por la llegada de una nueva generación en la escena política y social, la promesa de un futuro de compromiso y una nueva savia para el movimiento sindical, si se logra aprovechar la fuerza de esta nueva generación y se tienen en cuenta sus demandas y el hecho de que piensa y actúa de manera independiente.