El objetivo de estas elecciones era conseguir un mandato claro de los votantes para obtener una mayoría parlamentaria sólida y formar un gobierno de batalla que fuera capaz de utilizar todas las palancas posibles para mejorar la posición negociadora de Grecia, rechazar los dictados más inaceptables, relanzar la economía, avanzar hacia la reconstrucción de la capacidad productiva, renegociar la deuda e introducir criterios de justicia social en la política.
La lucha a nivel de la UE es un eje indispensable. ‘En la Europa actual, Grecia y el pueblo griego son sinónimos de resistencia y dignidad y tenemos que seguir con esta lucha juntos otros cuatro años’, dijo Tsipras correctamente. Ahora depende de nosotros, pero tenemos que hacerlo mejor que en el pasado. Nuestras tareas son un reto enorme: Tenemos que analizar los obstáculos que hemos encontrado, evitar caminos sin salida y desarrollar una visión que sea más creíble, efectiva y capaz de movilizar luchas que tenemos que llevar a cabo conjuntamente en Europa identificando los activos que tenemos.
Los últimos meses han dejado más claro que nunca la naturaleza política de la confrontación del gobierno de Tsipras – el primer gobierno dirigido por la izquierda alternativa en la Europa neoliberal – contra los famosos ‘acreedores’, las instituciones europeas y los gobiernos de la Eurozona. Una amplia alianza entre las fuerzas políticas y los poderes económicos ha estado actuando conjuntamente para impedir a toda costa el primer intento de un gobierno europeo de llevar a cabo una política en su país que no se doblegara ante el dogma neoliberal y el consenso de la austeridad, defendidos por los demás gobiernos. La ‘unión’ rima cada vez mejor con ‘división’ [1], euro con falta de equidad y ‘pacto de estabilidad’ con austeridad y la penetración de la crisis en todos los lugares. Esta crisis está destruyendo lo que los pueblos habían conseguido y haciendo que los pueblos acepten cada vez menos a la UE, lo que está llevando a la UE a una situación explosiva.
Nuestra izquierda se enfrenta a un reto histórico. ¿Seremos capaces de concebir e implementar la confrontación de clases de este periodo histórico al mismo tiempo en cada país, todos juntos en Europa con el fin de crear una nueva Europa que sea de los pueblos? Nuestra responsabilidad es enorme.[2] Si no somos capaces de crear una dinámica social y política desde la izquierda, serán los grupos populistas de la derecha los que se beneficiarán de esta crisis multidimensional. [3]
En esta crisis y confrontación en las que han desaparecido todas las máscaras, el paisaje político europeo está cambiando. Los dos pilares del consenso neoliberal (la gran coalición europea) – los conservadores y los socialdemócratas – están viendo cómo se erosiona su influencia. Los populistas de derechas y de extrema derecha pueden beneficiarse de las profundas divisiones en las distintas sociedades, de la crisis política y del amplio sentimiento de que la ‘política’ no quiere o no puede hacer nada para aquellos que necesitan el cambio más que nadie. La autodestrucción de la UE ayuda sobre todo a esos grupos. Los socialdemócratas europeos, incapaces de ofrecer algo distinto a las respuestas neoliberales y que están perdiendo sus bases sociales de forma constante, se han sumido desde hace tiempo en una crisis profunda y duradera.
Pero también nosotros tenemos la posibilidad de cambiar la relación de fuerzas en Europa. En muchos países se han formado en los últimos años organizaciones de izquierda nuevas que han tenido éxito en ir más allá de la fragmentación histórica, creando nuevas formas políticas. Un ejemplo es Syriza, que emergió de un proceso que unió a varias fuerzas políticas con muchos protagonistas de los movimientos sociales y que ha participado desde hace varios años en la construcción de ámbitos de lucha en Europa. Se están desarrollando nuevas dinámicas en la izquierda española, en Irlanda y en Italia (con el regreso de la izquierda radical en el parlamento europeo a través de la lista L’Altra Europa con Tsipras). En Gran Bretaña, el giro a la izquierda se ha dado dentro del Partido Laborista y de los sindicatos a través de la victoria de Jeremy Corbyn, lo que tendrá un efecto adicional en detener el crecimiento del UKIP. En otros partidos socialistas se están formando corrientes de izquierda que están apoyando la elección hecha por el pueblo griego y su gobierno. En Alemania, las voces opuestas a "una Europa alemana” van creciendo y los sindicatos están desmontando el discurso de Merkel y de Schäuble. El candidato Verde para la presidencia de la Comisión Europea habló en el mitin final de la campaña Tsipras en Atenas. En las luchas en solidaridad con Grecia se pueden formar nuevas alianzas y frentes comunes. También en Francia, tenemos la urgente responsabilidad de contribuir a este esfuerzo. Más allá del marco del Partido de la Izquierda Europea, del grupo GUE / NGL en el Parlamento Europeo, y de la red transform! necesitamos construir iniciativas europeas amplias que reúnan a sindicalistas, movimientos sociales, intelectuales y protagonistas políticos. Esto se puede hacer, en parte, con #Alter Summit, que fue fundada hace cuatro años a la espera de un momento en que tendríamos que asumir el trabajo de la refundación de Europa.
Notas:
[1] ‘Europa unida – Europa dividida’ es el título del lema de Transform! en 2015!
[2] Ver la colección de Écrits sur la Grèce: Points de vue européens, Collection Espaces Marx / Le Croquant, septiembre de 2015.
[3] Ver Elisabeth Gauthier, Joachim Bischoff y Bernhard Müller, Droites populistes en Europe ; les raisons d’un succès. Collection Espaces Marx / Le Croquant, Agosto de 2015.
Este artículo se publicó originalmente en francés en el diario “L’Humanité” el 22 e3 septiembre. Está disponible en “Mediapart” bajo el siguiente link:http://blogs.mediapart.fr/blog/espaces-marx/220915/grece-et-maintenant-par-elisabeth-gauthier
Traducción: José Luis Martínez Redondo