Cuando el 4 de octubre de 2018, un grupo de amigos políticos anunció una manifestación con el título “Vuelve a ser jueves”, nadie hubiera adivinado que esto marcaría el comienzo de una serie de protestas destacadas contra el gobierno austríaco de extrema derecha.
Si bien los 20 organizadores (entre ellos estudiantes, personal universitario, activistas culturales, periodistas y trabajadores sociales) no eran miembros de ningún partido ni estaban respaldados por ningún tipo de organización, lograron movilizar a 20.000 personas. Ya en esta primera manifestación pusieron el siguiente lema: ‘El 11 de octubre vuelve a ser jueves’.
Hasta hoy se han realizado 17 manifestaciones de jueves en Viena, cada una centrada en un tema específico. Mientras que en el año 2000, cuando se lanzó la primera serie de manifestaciones del jueves contra el gobierno de derechas de ese momento, ninguna otra gran ciudad austriaca realizó su propia manifestación, en 2018, otras ocho ciudades austriacas comenzaron a organizar manifestaciones los jueves. Todas estas ciudades están unidas por el rechazo del actual Gobierno Federal. Además, estas manifestaciones parecen actuar como un punto de reunión para los activistas que desean mostrar las utopías sociales que también son visibles en las protestas.
Los organizadores no parecen tener dificultades para conseguir una proporción de oradores de al menos 2/3 mujeres y 1/3 de migrantes en el escenario. Esto deja a los partidos políticos, los sindicatos y otros actores políticos establecidos con un aspecto bastante anticuado y antiguo.
Tras sólo cuatro meses de manifestaciones, todavía es demasiado pronto para decir cómo se desarrollará este fenómeno, pero los organizadores siguen mencionando un objetivo: no quieren atenerse sólo a las manifestaciones. Cuando llega la primavera y el verano, contemplan organizar ocupaciones de espacios públicos y mucho más. A pesar de que las temperaturas actuales en Viena no suben por encima de cero grados, alrededor de 5.000 personas asisten a las manifestaciones de manera regular. Los organizadores asumen que en verano podrían participar 15.000 o más manifestantes, quienes representarán una nueva fuerza política y un nuevo movimiento social.
El objetivo principal de las manifestaciones es mostrar un amplio frente de rechazo contra el actual gobierno de derechas. Esta es la razón por la que también los políticos de alto rango de los socialdemócratas (SPÖ) o los Verdes aparecen de vez en cuando y tuitean lo maravillosas que creen que son las manifestaciones del jueves ("¡hazlo!"). Al mismo tiempo, los asistentes están criticando al gobierno autoritario de la ciudad de Viena, por ejemplo. las prohibiciones públicas impuestas por el SPÖ (comer en el metro, beber alcohol en espacios públicos específicos) y un proyecto de construcción de una autopista que cruza una reserva natural.
El profesionalismo, la diversidad y la pasión tangible de los manifestantes, así como la combinación de su objetivo de educar a la opinión pública y mostrar el activismo, son sorprendentes y sugieren que este movimiento social está aquí para quedarse. Las próximas elecciones al PE no juegan un papel en esto. El hecho de que algunos partidos estén tratando de dirigirse a los manifestantes como votantes o candidatos se recibe con una serenidad generalizada. Sin embargo, parece improbable que se forme una nueva alianza para futuras elecciones en Austria, en la que también participen activistas del movimiento del jueves.
Traducción: José Luis Martínez Redondo